CAPITULO I-VIII
Svidrigailov era lo que más le preocupaba a
Raskolnikov desde que el día en que el nombrado le repitió las palabras
demasiado claras y amenazadoras. Sus pensamientos estaban perturbados. Durante
los días que siguieron al sepelio de Catalina Ivanovna se lo encontró dos veces
donde intercambiaron ciertas palabras. De pronto apareció Razumikhin hallábase
muy excitado, fue para saber personalmente si era verdad que Raskolnikov estaba
loco, pero en definitiva el sabía que un secreto lo atormentaba y se lo dijo, así
como también que se dedicaría a la bebida ante esto Raskolnikov albergo que no
lo haga porque a lo mejor Dunia estaba interesado en él. Un tema muy importante
para Raskolnikov que se enteró por medio de su amigo es que Abdocia Romanovna
recibió una carta que la puso inquieta y provenía de Svidrigailov y hablaron un
poco sobre el tema del arresto de Nicolás ante el crimen de la vieja. En cuanto
partió Razumikhin, entro Porfirio Petrolice, aclaro que iba a darle
explicaciones. Comenzó diciendo que lo disculpe por haberlo sometido a pruebas
crueles y que desde el primer día se sintió atraído por él, especifico que todo
ocurrió en un principio con rumores, lo hostigo con su artículo para obtener más
confesiones, allano su cuarto en estado de enfermedad y junto a Razumikhin y
Zamiotov se propusieron perturbarlo sobre este tema. La historia de la
campanilla dio paso a la conclusión que él es el asesino. Le preciso que estaba
buscando pruebas más contundentes para encarcelarlo, que tendría un plazo de un
día y que de cualquier forma para que no crea que era un monstruo lo ayudaría a
reducir las sospechas a un estado mental a favor de Raskolnikov. Le recomendó que
entregue su corazón a Dios y que si en caso abrigue el propósito de terminar
con su existencia deje un papel avisando donde se encuentra la piedra de los
tesoros. Porfirio se retiro, Raskolnikov supo desde entonces que ya no tenía
tiempo pues el juez de instrucción lo sabía todo así que abandono la habitación
y fue en busca de Svidrigailov para aclarar el tema. Experimentaba tanto
cansancio moral que hasta pensó en matarlo si lo chantajeaba para acercársele a
su hermana. Svidrigailov era un hombre peligroso. Como cosa rara le confeso su
vida escandalosa centrándose en Dunia. Aclaro que Dunia dio la iniciativa para
acercársele y no lo despreciaba tanto como parecía. Se excusó en retirarse
pronto porque tenía un asunto importante, visitar a su prometida, decidió
invitarlo en otra ocasión para que conozca a su nueva novia, futura esposa, una
pequeña de 16 años sumergida en la miseria dispuesta a ser agradecida con él
desde el instante en que la conoció en un baile familiar donde ofreció su ayuda
moral y material desde los 13 años. Raskolnikov grito que estaba cansado de sus
repugnantes historias en defensa Svidrigailov le dijo que él es más cínico,
pero a su forma. Raskolnikov noto que en los últimos instantes ese hombre
adoptaba una actitud cada vez más grosera y sarcástica, Raskolnikov le confeso
que contenía motivos de sobra para suponer que no había terminado los infames
proyectos con su hermana y por otra parte albergaba la posibilidad de que las
sospechas que tenía en contra suyo estaban infundadas, lo acompaño hasta la
casa de Sonia para buscarla, pero no la encontró así que se fue a su casa lo
antes posible lejos del individuo. Al llegar al puente se detuvo sumergido en
reflexiones, a pocos pasos Abdocia Romanovna lo observaba sin saber si llamarlo
o no mientras tanto Svidrigailov le hacía señas para que se reúnan, se
esforzaba en no ser visto por Raskolnikov pues le había costado mucho
desembarazarse de él. La llevo a su casa con las supuestas intenciones de que
hable con Sonia Semionovna y entregarle documentos del crimen de su hermano. Le
comento que escucho el secreto mientras husmeaba detrás de las puertas durante
dos noches y por fin se enteró de esta dolorosa verdad que la joven se negaba a
creer. Ella quería hablar con Sonia Semionovna,
pero aun no llegaba, estaba muy alterada. Todo era una trampa este hombre la encerró
en su habitación y le propuso que para salvar a su hermano y hacerlo
desaparecer todo dependía de ella. Preparo tan bien las cosas Sonia Semionovna
no estaba, la patrona tampoco, la habitación estaba al fondo y le ganaba en
fuerza todo lo hizo porque sabía que no lo denunciaría. Abdocia Romanovna no lo
acepto, lo amenazo con un revolver, tiro una vez y no acertó se dio por vencida
porque comprendió que el moriría antes que renunciar a ella, así que
Svidrigailov se acercó y la tomo en sus brazos. De pronto la dejo en libertad.
Dunia se precipito fuera de la habitación como una loca. Svidrigailov
permaneció unos minutos como fuera de si por lo que había hecho, guardo toda la
plata que tenía junto al arma en su bolsillo y salió. Busco a Sonia Semionovna
y le entrego una parte de su dinero sin dar muchas explicaciones aclarando que
lo hacía por ella y por Raskolnikov y también busco a su novia a la que le dio
la otra parte de su dinero y se excusó aclarando que iba a ausentarse. La
lluvia había cesado, encontró el hotel de Andrinópolis donde sumergido en
fiebre y mortificación se dispuso a descansar a pesar de las horribles
pesadillas con la rata y la niña. Lo cierto es que sus sueños cada vez eran más
fantásticos. Se levantó y se puso la chaqueta, verifico la carga del revólver y
escribió una nota. Abandono el hotel poco después estaba en la calle, se
encamino hacia el puente pequeño de Neva y en presencia de un soldado se mató.
Aquel mismo día Raskolnikov fue a visitar a su
madre y hermana, pero Dunia no estaba así que hablo con su madre, Pulkeria
Alejandrovna no le pidió cuentas de nada a su hijo, lo felicito porque era un
genio por el artículo que estaba publicado en su nombre y le confeso que sabía
que un gran dolor era la causa de su tristeza. Raskolnikov le aviso que la
amaba y que emprendería un viaje al que no podía llevarlas, le pidió que rece
por él. Logro desprenderse de las manos de su madre y salió a la carrera. El
joven volvió a du dormitorio, vio a Dunia que sin duda aguardaba hacía tiempo,
en sus ojos se leía el profundo horror. Lo sabía todo. Fue claro en decir que
se entregaría a la policía, la joven lo estrecho porque con esto iba a borrar la
mitad de su crimen, pero Raskolnikov preso de agitación le dejo bien claro que
el hecho de haber matado a una vieja inmunda, usurera, miserable y vil, cuya
muerte merecía no constituía un crimen. En la mirada de Dunia se leía el
sufrimiento. Entonces comprendió que labro la desgracia en dos infelices
mujeres y que era el culpable así que le pidió perdón y le pidió que cuide de
su madre. Le entrego también su más preciado recuerdo del relato de la difunta
hija de la patrona, la que había sido su novia. Aquella que sabía sus planes,
aunque no los aprobaba. Le dio un beso y se marchó para hacer su última visita
a Sonia. Todo en absoluto le distraía, al observar la joven el rostro de su
amado palideció. Raskolnikov fue para decirle que impulsado por ella iría a una
presión, la rechazo cuando esta lo iba a acompañar. Sin embargo, la joven lo siguió
disimuladamente en su dolor a todas partes. Sacudido por un violento escalofrió,
abrió la puerta de la comisaria, pregunto por Zamiotov o por Nicomedes Fomich,
pero ninguno estaba. Lógicamente a quien menos quería confesar su crimen era al
detestable Porfirio Petrovich. Pólvora aprovecho la ocasión para pedirle
disculpas por como lo había tratado la anterior vez y expresarle su admiración
por la literatura hacia un escritor como el entre su charla se enteró que
Svidrigailov atento contra su propia vida. No estaba seguro de entregarse por
lo que abandono la habitación, pero pronto volvió y confeso que el mato a la
vieja y a Isabel
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